lunes, 5 de abril de 2010

La pastillera


"Sabían ahora quién era el patrón y el jefe...¡borregos!". Al escuchar esta frase del drugo patrón del grupo de gamberros de la genial obra de Stanley Kubrick, La Naranja Mecánica, tras imponer un correctivo a dos de sus compañeros, me vienen a la cabeza las actuaciones de los típicos jefes tiranos de una empresa.

Para estrenar este blog, contaré una experiencia que tuve hace unos años.

Yo acababa de terminar mi carrera y había conseguido una beca en una empresa de servicios de cuyo nombre no es recomendable acordarme (si no fuera uno de los autores de esta página no me importaría ponerlo). Era una buena oportunidad, el puesto era jefe de obra de antenas de telefonía móvil. Se viajaba bastante, era distraído y aprendía cosas nuevas todos los días (lo cual no era difícil, ya que salía de la universidad totalmente pez, como todo el mundo)

Tenía por encima un delegado y por encima de él el director de zona. Como compañeros dos jefes de obra, uno de ellos era una chica un año mayor que yo que me estaba tutorizando y que la pobre iba hasta arriba de faena, porque hasta que yo me acoplara ella debía hacer mi trabajo. Estaba tan estresada que tomaba pastillas antidepresivas y Dios sabe qué sustancias más. El otro era un flipao que trataba fatal a los obreros. Aunque la verdad es que la chica tampoco se quedaba corta, en una ocasión que le recriminé un poco que había chillado a un instalador por una tontería ella me contestó: ”Tú trátalos así, que no tienen estudios ni nada”.

Total, que pasó un mes y medio y una de las administrativas se casaba, así que nos invitó a una comida. Yo iba hacia el sitio en el coche con la pastillera y me preguntó: “bueno, ¿qué?¿te gusta el trabajo?” a lo que yo le respondí: “pues la verdad es que nunca me había visto en un puesto semejante, pero está chulo. Aprendo cosas y no te aburres”. Eso pasó un viernes.

El lunes y martes el trato con la pastillera era ya muy malo. Había veces que ni me contestaba. El miércoles el trato con todos era ya bastante malo. El jueves me reunieron los dos jefes de obra y me dijeron que no me iban a renovar.

- ¿Por qué?-pregunté yo.
- Porque no tienes claro si quieres seguir o no -contestó el jefe de obra.
- ¿Cómo que no? claro que quiero.
- Eso no es lo que me dijiste el viernes en el coche.-contestó rápidamente la pastillera.

Al cabo de un tiempo yo trabajaba para otra empresa. Me enteré que el delegado había sido despedido, así como el director de zona. El jefe de obra se intentaba largar, había intentado pasar una entrevista en mi empresa (por suerte no lo cogieron). Mientras tanto, la pastillera había sido ascendida a delegada.

Halder.

3 comentarios:

  1. a mi también me paso algo similar...la verdad es que hay mucho trepa y mucha arpia sueltos

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  2. como siempre, los lerdos suben y los currantes de verdad acaban puteadísimos

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  3. Con tal de hacerse con el poder: tod@s put@s. Qué asco de mundo

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